• Infeliz y entregado al torbellino
    de tristes pensamientos viome el cielo,
    sin patria, sin amigos, sin consuelo
    y postrado al rigor de mi destino.

    Vagando, como suele, de contino,
    quien la copa bebió de la amargura,
    mi vista se extendió por la llanura,
    que no tiene ni huella ni camino.

    ¡Era el mar! y su aspecto majestuoso
    largo tiempo...

  • Reniego del largo estudio
    y las lecturas prolijas
    a la luz de la nocturna
    vigilante lamparilla,
    que acortaron tan temprano
    el alcance de mi vista
    y que a llevar antiparras
    parece que ya me obligan:
    mas yo, por punto, no quiero
    ni lente usar todavía,
    al revés de tantos otros
    que, aunque más que un lince miran,
    llevan el...