¡Oh las místicas tardes en que sueño a tu lado,
cuando tus manos trémulas despiertan el teclado!
Y en la estancia impregnada de aromas ancestrales,
las notas se remontan, como aves otoñales,
buscando, en la penumbra, los abiertos vitrales.
En la paz de las horas liberta el viejo clave,
ideales ignorados, con su embrujada llave.
Nuestras almas...