De libertad al mundo eras maestra
mas aún su ciencia te negaba Marte;
y esa fraterna lucha te hizo diestra
de las crudas batallas en el arte.
De tu pecho al valor y fortaleza,
por ninguna jamás sobrepujada,
se iguala de tu brazo la destreza
para esgrimir...

¡Oh tú que al ave celestial excedes
que en sus garras, de horror sobrecogido,
arrebató al Olimpo a Ganimedes!
¡Pues alegra la paz tu dulce nido,
ya por los aires remontarte puedes!
Tiemblen las aves y orgullosas fieras,
y ponzoñosos lúbricos reptiles,
...