• Mi corazón solloza en su prisión sombría
    y endulza, suspirando, la noche de su encierro;
    mi alma es un ave lírica de un parque de Harmonía
    cuyas almas, cautivas, golpean contra el hierro.

    Señor: ¿no saldrá mi alma de su prisión obscura...?
    ¿Nunca veré el celeste país que me ofreciste...?
    Ansío paz, la paz que tu evangelio augura...
    ¡Tan grande es mi...

  • Meditación

    ¡Oh noche! ¡Oh madre de la luz! Ahora
    tú reinas en los ámbitos del cielo;
    lejos huyó la luz deslumbradora,
    cayó el rumor que levantaba el día,
    y en tu regazo inmóvil duerme el mundo.

    En el silencio general profundo,
    ni se ve ni se siente el sordo vuelo
    de tus calladas horas. Honda calma
    reina doquiera...

  • Floreció, con la lluvia, en los jardines,
    El cándido jazmín de primavera.
    La noche, cual profunda enredadera,
    Cuaja también en luz claros jazmines...

  •  El negro manto que la noche umbría
    Tiende en el mundo a descansar convida,
    Su cuerpo extiende ya en la tierra fría
    Cansado el pobre y su dolor olvida.

     También el rico en su mullida cama
    Duerme soñando avaro sus riquezas,
    Duerme el guerrero y en su...

  • Vuelto a tu casa por la madrugada,
    con un portazo descortés y frío
    dejas la noche afuera,
    y te acuestas solo con tu pensamiento.

    "Qué grande el mundo, y qué pequeño,
    qué lejos los amigos, y qué cerca".

    Y sigues solo con tu pensamiento.
    Pero para dormir no lo precisas.
    Y puesto que es así, ¿por qué no duermes?
    ¡Duerme!

  • Sobre la nieve se oye resbalar la noche.

    La canción caía de los árboles,
    y tras la niebla daban voces.

    De una mirada encendí mi cigarro.

    Cada vez que abro los labios
    inundo de nubes el vacío.
    En el puerto,
    los mástiles están llenos de nidos,
    y el viento
    gime entre las alas de los pájaros.

  • Noche de cabaret, fiebre de tango,
    noche de divino aturdimiento;
    voluptuosa embriaguez en el momento
    del beso, a la mujer bañada en fango.

    Aire de lupanar, suprema calma
    en los brazos piadosos de Afrodita,
    olvidando un instante a la maldita
    vida angustiosa, que nos roe el alma.

    Acércate a mi lado, almita buena,
    junta tus labios a los míos...

  • Noche como ésta, y contemplada a solas
    No la puede sufrir mi corazón:
    Da un dolor de hermosura irresistible
    Un miedo profundísimo de Dios.
      
    Ven a partir conmigo lo que siento,
    Esto que abrumador desborda en mí;
    Ven a hacerme finito lo infinito
    Y a encarnar el angélico festín.
      
    ¡Mira ese cielo!... Es demasiado cielo
    Para el...

  • A don Juan Valera

     

     Rugió la tempestad; y yo, entretanto,
     del monte al pie, la faz sobre la palma
     vertiendo acerbo inextinguible llanto,
     quedé en su pena, adormecida mi alma;
     cuando cesó el sopor de mi quebranto,
     limpio estaba el azul, el viento en calma...
     ¡y con asombro...