No serán jamás esas beldades de viñetas,
Productos averiados, nacidos de un siglo bribón,
Esos pies con borceguíes, esos dedos con castañuelas,
Los que logren satisfacer un corazón como el mío.

Le dejo a Gavarni, poeta de clorosis,
Su tropel gorjeante de beldades...

En los sillones marchitos, cortesanas viejas,
Pálidas, las cejas pintadas, la mirada zalamera y fatal,
Coqueteando y haciendo de sus magras orejas
Caer un tintineo de piedra y de metal;

Alrededor de verdes tapetes, rostros sin labio,
Labios pálidos, mandíbulas...

Ayer, entre la muchedumbre del bulevar, sentí que me rozaba un ser misterioso que siempre tuve deseo de conocer, y a quien reconocí en seguida, aunque no le hubiese visto jamás. Había, sin duda, en él para conmigo un deseo análogo, porque al pasar me lanzó significativamente un guiño, al que me...

Quiero dar idea de una diversión inocente. ¡Hay tan pocos entretenimientos que no sean culpables!

Cuando salgáis por la mañana con decidida intención de vagar por la carretera, llenaos los bolsillos de esos menudos inventos de a dos cuartos, tales como el polichinela sin relieve, movido...

Ven sobre mi corazón, alma cruel y sorda,
Tigre adorado, monstruo de aires indolentes;
Quiero, por largo rato sumergir mis dedos temblorosos
En el espesor de tu melena densa;

En tus enaguas saturadas de tu perfume
Sepultar mi cabeza dolorida,
Y aspirar, como...

¡Qué admirable día! El vasto parque desmaya ante la mirada abrasadora del Sol, como la juventud bajo el dominio del Amor.

El éxtasis universal de las cosas no se expresa por ruido ninguno; las mismas aguas están como dormidas. Harto diferente de las fiestas humanas, esta es una orgía...

Los claustros antiguos sobre sus amplios muros
Despliegan en cuadros la santa Verdad,
Cuyo efecto, caldeando las piadosas entrañas.
Atempera la frialdad de su austeridad.

En días que de Cristo florecían las semillas,
Más de un ilustre monje, hoy poco citado,
...

Hay naturalezas puramente contemplativas, impropias totalmente para la acción, que, sin embargo, merced a un impulso misterioso y desconocido, actúan en ocasiones con rapidez de que se hubieran creído incapaces.

El que, temeroso de que el portero le dé una noticia triste, se pasa una hora...

I

En verdad, tú no eres, mi bienamada,
Lo que Veuillot denomina una chiquilla.
El juego, el amor, la buena comida,
Hierven en ti, ¡viejo caldero!
Ya no eres más fresca, amada mía,

¡Mi vieja infanta! Y, empero,
Tus correrías insensatas
Te...

En una tierra crasa y llena de caracoles
Yo mismo quiero cavar una fosa profunda,
Donde pueda holgadamente tender mis viejos huesos
Y dormir en el olvido como un tiburón en la onda.

Yo odio los testamentos y yo odio las tumbas;
Antes que implorar una lágrima del...