Un espejo a mi Dueña retrataba,
Y ella se enamoraba
De su propia belleza;
De suerte que en asombros de fineza
Extraños celos a mi amor apura
Con su propia hermosura su hermosura.
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Venid en hora felice, Parabién a vuestras palmas Cuando vos surcáis el Tajo, |
Vierte la blanca Aurora |
Ya que conozco ahora Las fuentes, y los campos, Hermosíssima Anarda, |