• Hay tardes en las que uno desearía
    embarcarse y partir sin rumbo cierto,
    y, silenciosamente, de algún puerto,
    irse alejando mientras muere el día;

    Emprender una larga travesía
    y perderse después en un desierto
    y misterioso mar, no descubierto
    por ningún navegante todavía.

    Aunque uno sepa que hasta los remotos
    confines de los piélagos...