• Hiere, hiere, ¡oh Dolor! He, aquí desnudo
    mi inerme pecho: el protector escudo
    que en otro tiempo rechazó tus dardos,
    roto en pedazos estalló a tus golpes,
    y contra ti ya nada me defiende.
    ¡A ti me entrego en mi fatal despecho!
    Hiere, pues, rompe, hiende,
    destroza sin piedad mi inerme pecho.
    Pero sabe, oh Dolor, que, aunque rendido,
    a ti me...