• He aquí la noche encantadora, amiga del criminal;
    Llega como un cómplice, a paso de lobo; el cielo
    Se cierra lentamente cual una gran alcoba,
    Y el hombre impaciente se cambia en bestia salvaje.

    ¡Oh noche!, amable noche, deseada por aquel
    Cuyos brazos, sin mentir, pueden decir: ¡Hoy
    Hemos trabajado! — Es la noche la que alivia
    Los espíritus que devora...

  • Conocí a una tal Benedicta, que llenaba la atmósfera de ideal y cuyos ojos derramaban deseo de grandeza, de hermosura, de gloria, de todo lo que lleva a creer en la inmortalidad.

    Pero la milagrosa muchacha era bella en demasía para vivir mucho tiempo; así, murió algunos días después de haberla conocido yo, y yo mismo la enterré, un día en que la primavera agitaba su incensario hasta los...

  • Para Ernesto Christophe

    Como un viviente, arrogante de su noble estatura,
    Con su gran ramillete, su pañuelo y sus guantes,
    Ella tiene la indolencia y la desenvoltura
    De una coqueta flaca de porte extravagante.

    ¿Se vio alguna vez en el baile un talle más delgado?
    Su...

  • Imploro tu piedad, Tú, el único que yo amo,
    Desde el fondo del abismo oscuro donde mi corazón ha caído.

    Es un universo triste de horizonte plúmbeo,
    Donde flotan en la noche el horror y la blasfemia;

    Un sol sin calor se cierne por encima seis meses,
    Y los otros seis la noche cubre la tierra;
    Es un lugar más desnudo que la tierra polar;
    — ¡Ni bestias,...

  • Cuando Don Juan descendió hacia la onda subterránea
    Y hubo dado su óbolo a Caronte,
    Un sombrío mendigo, la mirada fiera como Antístenes,
    Con brazo vengativo y fuerte empuñó cada remo.

    Mostrando sus senos fláccidos y sus ropas abiertas,
    Las mujeres se retorcían bajo el negro firmamento,
    Y, como un gran rebaño de víctimas ofrendadas,
    En pos de él...

  • Dos guerreros se han precipitado uno sobre el otro; sus armas
    Han salpicado el aire con destellos y sangre.
    Estos juegos, estos tintineos del hierro son el estrépito
    De una juventud víctima del amor plañidero.

    ¡Las espadas se han quebrado! como nuestra juventud,
    ¡Mi querida! Pero los dientes, las uñas aceradas,
    Vengan pronto la espada y la daga traidora....

  • Cuando entre los disolutos el alba blanca y bermeja
    Se asocia con el Ideal roedor,
    Por obra de un misterio vengador
    En el bruto adormecido un ángel se despierta.

    De los Cielos Espirituales el inaccesible azur,
    Para el hombre abatido que aún sueña y sufre,
    Se abre y se hunde con la atracción del abismo.
    Así, cara Diosa, Ser lúcido y puro,

    Sobre...

  • Frecuentemente, para divertirse, los tripulantes
    Capturan albatros, enormes pájaros de los mares,
    Que siguen, indolentes compañeros de viaje,
    Al navío deslizándose sobre los abismos amargos.

    Apenas los han depositado sobre la cubierta,
    Esos reyes del azur, torpes y temidos,
    Dejan lastimosamente sus grandes alas blancas
    Como remos arrastrar a sus...

  • Una noche, el alma del vino cantó en las botellas:
    "¡Hombre, hacia ti elevo, ¡oh! querido desheredado,
    Bajo mi prisión de vidrio y mis lacres bermejos,
    Una canción colmada de luz y de fraternidad!

    Sobre la colina en llamas, yo sé cuánto se requiere
    De pena, de sudor y de sol abrasador
    Para engendrar mi vida y para infundirme el alma;
    Mas, no seré ni...

  • Cuando te veo pasar, ¡oh!, mi querida, indolente,
    Al cantar de los instrumentos que se rompe en el cielo raso
    Suspendiendo tu andar armonioso y lento,
    Y paseando el hastío de tu mirar profundo;

    Cuando contemplo bajo la luz del gas que la colora,
    Tu frente pálida, embellecida por morbosa atracción,
    Donde las antorchas nocturnas encienden una aurora,
    Y...