• A la criada de la que con toda el alma estabais celosa
    Y que duerme su sueño bajo un humilde césped,
    Debiéramos, sin embargo, llevarle algunas flores.
    Los muertos, los pobres muertos, tienen grandes dolores,
    Y cuando Octubre sopla, talador de viejos árboles,
    Su viento melancólico alrededor de sus mármoles,
    En verdad, deben encontrar los vivos harto ingratos...

  • ¡Solo por fin! Ya no se oye más que el rodar de algunos coches rezagados y derrengados. Por unas horas hemos de poseer el silencio, si no el reposo. ¡Por fin desapareció la tiranía del rostro humano, y ya sólo por mí sufriré!

    ¡Por fin! Ya se me consiente descansar en un baño de tinieblas. Lo primero, doble vuelta al cerrojo. Me parece que esta vuelta de llave ha de aumentar mi soledad y...

  • En el país perfumado que el sol acaricia,
    Yo he conocido, bajo un dosel de árboles empurpurados
    Y palmeras de las que llueve sobre los ojos la pereza,
    A una dama criolla de encantos ignorados.

    Su tez es pálida; la morena encantadora
    Tiene en el cuello un noble amaneramiento;
    Alta y esbelta, al marchar como una cazadora,
    Su sonrisa es tranquila y sus...

  • LLa calle, aturdida, aullaba a mi alrededor.
    Alta, delgada, de luto ,con dolor majestuoso,
    Pasó una mujer a mi lado, con mano fastuosa
    Alzaba y mecía lo mismo festón que dobladillo;

    Ágil y noble pasó, con piernas de estatua.
    Mi alma no cesaba de beber de sus pupilas,
    Cielo lívido con gérmenes tormentosos,
    La dulzura que fascina y el placer que mata....

  • I

    Raza de Abel, duerme, bebe y come;
    Dios te sonríe complaciente.

    Raza de Caín, en el fango
    Arrástrate y muere miserablemente.

    ¡Raza de Abel, tu sacrificio
    Halaga la nariz de Serafín!

    Raza de Caín, tu suplicio,
    ¿Tendrá alguna vez fin?

    Raza de Abel, ve tus sembrados
    Y tus ganados crecer;

    Raza de Caín, tus entrañas...

  • Yo te cantaré sobre cuerdas nuevas,
    ¡Oh, mi pequeña corza que te complaces
    En la soledad de mi corazón!

    Que te engalanen las guirnaldas,
    ¡Oh, mujer delicada
    Que de los pecados nos redimes!

    Como de un bienhechor Leteo,
    Yo extraeré besos tuyos,
    Que están impregnados de amor.

    Cuando la tempestad de los vicios
    Turbaba todos los caminos...

  • Es una mujer hermosa y de rica prestancia,
    Que deja en el vino arrastrar su cabellera.
    Las zarpas del amor, los venenos del garito,
    Todo se desliza y embota en el granito de su piel.

    Ella se ríe de la Muerte y burla del Libertinaje,
    Esos monstruos cuya mano, que siempre araña y rasga,
    En sus juegos dañinos y, sin embargo, respetada
    De su cuerpo firme...

  • El Uno te ilumina con su ardor,
    El otro en ti te pone su duelo, ¡Natura!
    El que dice a uno: ¡Sepultura!
    Dice al otro: ¡Vida y esplendor!

    Hermes desconocido que me asistes
    Y que siempre me intimidas,
    Tú me haces al igual de Midas,
    El más triste de los alquimistas;

    Por ti yo cambio el oro en hierro
    Y el paraíso en infierno;
    En el...

  • La vida es un hospital en el que cada enfermo está poseído por el deseo de cambiar de cama. Éste querría padecer junto a la estufa y aquél cree que se curaría frente a la ventana.

    A mí me parece que estaría bien allí donde no estoy, y esa idea de mudanza es una de las que discuto sin cesar con mi alma.

    «Dime, alma mía, pobre alma enfriada, ¿qué te parecería vivir en Lisboa? Allí...

  • He aquí que llega el tiempo en que vibrante en su tallo
    Cada flor se evapora cual un incensario;
    Los sonidos y los perfumes giran en el aire de la tarde,
    ¡Vals melancólico y lánguido vértigo!

    Cada flor se evapora cual un incensario;
    El violín vibra como un corazón afligido;
    ¡Vals melancólico y lánguido vértigo!
    El cielo está triste y bello como un...