• ¡Oh tú que al ave celestial excedes
    que en sus garras, de horror sobrecogido,
    arrebató al Olimpo a Ganimedes!
    ¡Pues alegra la paz tu dulce nido,
    ya por los aires remontarte puedes!
    Tiemblen las aves y orgullosas fieras,
    y ponzoñosos lúbricos reptiles,
    cuando las corvas uñas justicieras
    y el pico agudo en tu peñasco afiles,
    y, llamando a la...