Yo vi que no eran tu mansión mis lares,
amada entre las Diosas, y por ti
surqué extranjeros procelosos mares,
y apartadas regiones recorrí.
Y cada orilla que tocó mi prora
con labio ansioso preguntar me oyó:
¿Aquí, decidme, la Ventura mora?
Mas ¡ay! doquier me respondieron: ¡no!
Id más allá: no mereció este suelo
que su áurea planta se...