¡Con qué alegres cantares,
oh ruiseñor, celebras
tu dicha y de tu amada
el tierno afán recreas!
Ella del blando nido
te responde halagüeña
con pïadas süaves
y se angustia si cesas.
Las otras aves callan;
y el eco tus querellas
con voz aduladora
repite por la selva,
mientras el cefirillo
de envidioso te...