Hermana Marica,
mañana, que es fiesta,
no irás tú a la amiga
ni yo iré a la escuela.
Pondráste el corpiño,
y la saya buena,
cabezón labrado,
toca y albanega;
y a mí me pondrán
mi camisa nueva,
sayo de palmilla,
calza de estameña.
Y si hace bueno
traeré la montera,
que me dio...
Tus beldades me cautivan,
que te veo muy lozana,
hermosa zaragozana.
Con gran placer y alegría
tan grande gracia retoza,
pues en toda Zaragoza
no hay tu par en lozanía.
Eres linda en demasía;
ninguna zaragozana
no puede ser más lozana.
Con tu saya la amarilla
y tus chapines pintados,
a todos das mil cuidados,
...
¡Hermosos cabellos de oro,
Principio y fin de mis glorias,
Vos solo sois mi tesoro,
Prendas sois, y sois memorias
De la luz en quien adoro!
Celebro esta perfeccion,
Aplicando con razon
Estos divinos despojos
A la boca y á los ojos,
Y al lado del corazón.
Sed testigos, pues vinistes
A parar á mi presencia,
De tantos...
ELEGIA III.
Ilustre alma, gentil lumbre del cielo,
Di cui begli occhi il raggio orna, e rischiara
Y enciende el mundo en puro y santo zelo.
O sopra ogn' altra gloriosa, e rara,
Honor de qualquier siglo, do el camino
Di gir al cielo ogn' alma errante impara.
¡O tú que sola por favor divino
In te raccolta á te sempre simíle
Vences las...
Vuestra tirana exención
y ese vuestro cuello erguido
estoy cierto que Cupido
pondrá en dura sujeción.
Vivid esquiva y exenta;
que a mi cuenta
vos serviréis al amor
cuando de vuestro dolor
ninguno quiera hacer cuenta.
Cuando la dorada cumbre
fuere de nieve esparcida
y la dos luces de vida
recogieren ya su lumbre;
...
Irme, quiero, madre,
a aquella galera,
con el marinero
a ser marinera.
Madre, si me fuere
do quiera que voy,
no lo quiero yo,
que el Amor lo quiere.
Aquel niño fiero,
hace que me muera,
por un marinero,
a ser marinera.
El que todo puede
madre no podrá,
pues el alma va,
que el cuerpo se quede.
...
A Job el diablo tentó
con tanta solicitud,
que los bienes, la salud
y los hijos le quitó.
Más no pudiendo vencer
su virtud, por inquietarle,
trató de desesperarle
y le dejó... la mujer.
No es delito contra el Papa
que os riáis, señor Centeno;
pero no tengo por bueno
que se ría vuestra capa.
y si ropero que os fíe
otra capa no tenéis,
mejor será que lloréis,
cuando la capa se ríe.
La más bella niña
de nuestro lugar,
hoy viuda y sola
y ayer por casar,
viendo que sus ojos
a la guerra van,
a su madre dice
que escucha su mal:
Dexadme llorar,
orillas del mar.
Pues me distes, madre,
en tan tierna edad
tan corto el placer,
tan largo el penar,
y me cautivastes
de quien hoy...
Tu nariz, hermana Clara,
ya vemos visiblemente
que parte desde la frente:
no hay quien sepa dónde para.
Más puesto que no haya quien,
por derivación se saca
que una cosa tan bellaca
no puede parar en bien