• Hacia un ocaso radiante
    caminaba el sol de estío,
    y era, entre nubes de fuego, una trompeta gigante,
    tras de los álamos verdes de las márgenes del río.
    Dentro de un olmo sonaba la sempiterna tijera
    de la cigarra cantora, el monorritmo jovial,
    entre metal y madera,
    que es la canción estival.
    En una huerta sombría,
    giraban los...

  • Sobre la clara estrella del ocaso,
    como un alfanje, plateada, brilla
    la luna en el crepúsculo de rosa
    y en el fondo del agua ensombrecida.
    El río lleva un numeroso acento
    de sombra cristalina
    bajo el puente de piedra, ¡Lento río
    que me cantas su nombre, el alma mía
    quiere arrojar a tu corriente pura
    la ramita más lenta y más florida,...