•   Nietzsche, tu jerigonza parabólica
     briosa flagelaba al mundo estulto;
     de tu boca de morsa melancólica
     fluían las centellas del insulto.

      La vida es triste. Es un festín de heces.
     Torpes cerebros sucios y rastreros
     y en una apoteosis de sandeces
     las hembras necias y los hombres hueros.

      Eso dijiste, y esperaste el día
     en que...