• Volví a mi casa
    bajo la niebla de la tarde triste.
    Pasé por calles
    junto a muros viejos.
    Nadie lo vio
    y mi corazón lloraba.
    Mi corazón a veces se desviste.

    Hermano,
    bajo la niebla de la tarde triste,
    desnuda vuestra alma;
    que el corazón es viejo y sabio.
    Y el corazón existe.

  • Así te quiero yo, mi camarada,
    Navegando en el aire de la tierra.
    Triste para morir;
    muriendo triste, alegremente.

    Que sepan los demás
    qué alegre miedo,
    qué temblor sin sollozos,
    te acompañó para morir los días.
    Y que muriendo,
    tú viviste alegremente.
    Triste, alegremente.

  • Aquel miedo, aquella idea:
    "Los locos no descansan,
    Ay mi madre, yo no duermo".
    Aquella idea era locura.
    Locura fue gran parte de mi vida.

    ¿Quién sabe que un día
    mucho tiempo,
    con dos trajes me vestía,
    y que temblando de miedo
    até a mi cuello,
    aquella roja, gris, corbata mía?

  • Decidme hermanos
    en qué caminos
    y en qué tiempos,
    podré llamaros sin angustias
    y sin miedos,
    de pie en la tarde
    ya limpio y sin recelos,
    ya hermanos siempre
    sin ligazón de miedos.

  • En aquel pueblo ya lejano,
    circuído de cielo,
    miraba hacia las tardes
    caer tranquilo el día.
    Y era un ángel posible,
    hacia el atardecer.

    Pasaron días. Tiempo y tiempo.
    Con minerales brazos buscó ceñir la noche
    y perderse entre los vientos.

    Ahora, ¿quién gime por los pasillos
    desde un décimo piso?

    Oh ángel no nacido
    y...

  • Estoy debajo de mis sueños.
    Ya ni estrellas ni pájaros nocturnos
    levantarán mi canto.

    Puente de plata y oro es el amor.

    Amada, tú eras el único asidero
    pero yo he mirado al abismo
    donde ondula (libre de nosotros)
    el limo de mis sueños y tus sueños.

    Desde entonces ah!
    qué solo estoy en la tierra.
    Y tú, qué sola.
    No lo sabes y...

  • Desde este tren de ensueño,
    ferrocarril, humo negro, vía,
    mirad a las gallinas picoteando en la tierra.
    El rancho en la hondonada.
    La vaca triste.
    Y el alma mía que les canta.
    La vaca triste. El rancho en la hondonada.
    Desde este tren de ensueño,
    nada...

    He de cantarle entonces
    a las tinas solas.
    Se fueron las lavanderas
    ...

  • Esta noche me estiran las calles.
    Con amor de hermanas, algo llevan
    de mí que es de ellas, mis hermanas.
    Y en el hilo de oro de una estrella
                                  –fina escala–
    de mi dispara y sube, cautiva de este tiempo
    una antigua ilusión que ya olvidaba.

    Desde allá abajo asciende el canto de los
        gallos
    y un aire recién...

  • En un baldío,
    cinco muchachos juegan a la pelota.
    Un hombre pasa.
    Lleva una carretilla. Pasa.
    Un aire suave
    abanica el rostro de la tarde.
    A lo lejos, allá...
    los palacios del Centro
    muestran su espalda al Sol.
    La tarde se va.
    Lleva un aire de doncella defraudada.

    En un baldío,
    cinco muchachos juegan a la pelota.
    ...

  • Esta calle vieja
    de viejas paredes
    de aire viejo y triste
    de muros y musgos.

    Calle amarga
    donde es triste vernos
    vestidos de fantasmas
    donde todo es triste
    porque fue
    y no ha sido.
    Porque ya ha pasado
    y porque el tiempo es triste.