Estoy debajo de mis sueños.
Ya ni estrellas ni pájaros nocturnos
levantarán mi canto.
Puente de plata y oro es el amor.
Amada, tú eras el único asidero
pero yo he mirado al abismo
donde ondula (libre de nosotros)
el limo de mis sueños y tus sueños.
Desde entonces ah!
qué solo estoy en la tierra.
Y tú, qué sola.
No lo sabes y disuelves tus lágrimas en risas.
Desde entonces,
cuando apoyo mi frente
en el tibio regazo de tu seno,
algo quiero olvidar que no conozco todavía.
Y crece mi ternura para ahuyentar el miedo.
Lejana erra mi alma
y en sus flancos llueve la tristeza.
Deja que te llore y que me llore allá...