Desde el antiguo hogar, donde corrieron,
para nunca volver, los dulces años
de nuestra infancia, donde eterno vive
vuestro recuerdo, hermanas, arrasados
en lágrimas mis ojos, os escribo
palabras, ¡ay! que escucharéis con llanto.
¡Todo subsiste como entonces!... Penden
aún de la alta pared los viejos cuadros
de los Santos Doctores, cuyas negras...