• Ven, mi hermoso gato, cabe mi corazón amoroso;
    Retén las garras de tu pata,
    Y déjame sumergir en tus bellos ojos,
    Mezclados de metal y de ágata.

    Cuando mis dedos acarician complacidos
    Tu cabeza y tu lomo elástico,
    Y mi mano se embriaga con el placer
    De palpar tu cuerpo eléctrico,

    Veo a mi mujer en espíritu. Su mirada,
    como la tuya, amable...

  • (I)

    En mi cerebro se pasea,
    Como en su morada,
    Un hermoso gato, fuerte, suave y encantador.
    Cuando maúlla, casi no se le escucha,

    A tal punto su timbre es tierno y discreto;
    Pero, aunque, su voz se suavice o gruña,
    Ella es siempre rica y profunda:
    Allí está su encanto y su secreto.

    Esta voz, que brota y que filtra,
    En mi fondo más...

  • Melancólico espíritu, en otros tiempos enamorado de la lucha,
    La Esperanza, cuya espuela acuciaba tu ardor,
    ¡No quiere más montarte! Acuéstate sin pudor,
    Viejo caballo cuyos cascos en cada obstáculo chocan.

    Resígnate, corazón mío; duerme tu sueño de bruto.

    Espíritu vencido, ¡despeado! Para ti, viejo merodeador,
    El amor no tiene más gusto, no más que la...

  • Para J.G.F.

    Yo te golpearé sin cólera
    Y sin odio, como un leñador,
    ¡Como Moisés la roca!
    Y haré de tus párpados,

    Para abrevar mi Sahara,
    Brotar las aguas del sufrimiento.
    Mi deseo preñado de esperanza
    Sobre tus lágrimas saladas flotará

    Como un navío...

  • Yo deseo relatarte, ¡oh, voluptuosa hechicera!
    Los diversos atractivos que engalanan tu juventud;
    Pintar quiero tu belleza,
    Donde la infancia se alía con la madurez.

    Cuando barres el aire con tus faldas amplias,
    Produces el efecto de un hermoso navío haciéndose a la mar,
    Desplegado el velamen, y que va rolando
    Siguiendo un ritmo dulce, y perezoso, y...

  • ¡Hombre libre, siempre adorarás el mar!
    El mar es tu espejo; contemplas tu alma
    En el desarrollo infinito de su oleaje,
    Y tu espíritu no es un abismo menos amargo.

    Te complaces hundiéndote en el seno de tu imagen;
    La abarcas con ojos y brazos, y tu corazón
    Se distrae algunas veces de su propio rumor
    Al ruido de esta queja indomable y salvaje.

    ...

  • No serán jamás esas beldades de viñetas,
    Productos averiados, nacidos de un siglo bribón,
    Esos pies con borceguíes, esos dedos con castañuelas,
    Los que logren satisfacer un corazón como el mío.

    Le dejo a Gavarni, poeta de clorosis,
    Su tropel gorjeante de beldades de hospital,
    Porque no puedo hallar entre esas pálidas rosas
    Una flor que se parezca a mi...

  • En los sillones marchitos, cortesanas viejas,
    Pálidas, las cejas pintadas, la mirada zalamera y fatal,
    Coqueteando y haciendo de sus magras orejas
    Caer un tintineo de piedra y de metal;

    Alrededor de verdes tapetes, rostros sin labio,
    Labios pálidos, mandíbulas desdentadas,
    Y dedos convulsionados por una infernal fiebre,
    Hurgando el bolsillo o el seno...

  • Ayer, entre la muchedumbre del bulevar, sentí que me rozaba un ser misterioso que siempre tuve deseo de conocer, y a quien reconocí en seguida, aunque no le hubiese visto jamás. Había, sin duda, en él para conmigo un deseo análogo, porque al pasar me lanzó significativamente un guiño, al que me di prisa por obedecer. Le seguí con atención, y pronto bajé detrás de él a una mansión subterránea...

  • Quiero dar idea de una diversión inocente. ¡Hay tan pocos entretenimientos que no sean culpables!

    Cuando salgáis por la mañana con decidida intención de vagar por la carretera, llenaos los bolsillos de esos menudos inventos de a dos cuartos, tales como el polichinela sin relieve, movido por un hilo no más; los herreros que martillan sobre el yunque; el jinete de un caballo, que tiene un...