• El día de su casamiento con: D Salustiano de Olózaga

    Aunque a la aurora temores,
    y al mismo sol dés enojos,
    te sientan con mil primores
    la languidez en los ojos,
    y en el cabello las flores.

    Muestran tantas maravillas
    los diamantes en tu cuello,
    las rosas en tus mejillas,
    que con real ornato brillas
    desde la planta al...

  • A ese del cabello negro,
    como la nocturna bruma,
    púsole Dios en la pluma,
    luz de sideral destello.

    Cuando de su canto bello
    se oyen ritmos al son,
    los sonidos tropicales
    de las islas de Colón.

    1. Este...
  • Más dulces habéis de ser,
    si me volvéis a mirar,
    porque es malicia, a mi ver,
    siendo fuente de placer,
    causarme tanto pesar.

    De seso me tiene ajeno
    el que en suerte tan crüel
    sea ese mirar sereno
    sólo para mí veneno,
    siendo para otros miel.

    Si crüeles os mostráis,
    porque no queréis que os quiera...

  • ¡Ay! ¡Ay!
    Más cerca de mí te siento
    cuando más huyo de ti,
    pues tu imagen es en mí,
    es en mí,
    sombra de mi pensamiento,
    sombra de mi pensamiento.

    ¡Ay! Vuélvemelo a decir,
    vuélvemelo a decir
    pues embelesado ayer
    te escuchaba sin oír
    y te miraba sin ver,
    y te miraba sin ver. ¡Ay!

  • I. LO ESCRITO EN EL LIBRO DE EL

    Así se hace uno querer.
    ¡Cuanto gusto a aquella fatua
    con mis posturas de estatua!
    Miro... y mira... Al fin, mujer.
    Escribe para hacer ver
    que tiene las manos bellas.
    ¿Se va? Pues sigo sus huellas,
    porque prueba su rubor
    que ya está muerta de amor.
    ...

  • A mi sobrina: Guillermina Campoamor Domínguez
    I

    Ya se está el baile arreglando.
    Y el gaitero, ¿dónde está?
    «Está a su madre enterrando,
    pero enseguida vendrá».
    «Y ¿vendrá?» «Pues ¿qué ha de hacer?»
    cumpliendo con su deber.
    vedle con...

  • De un junco desprendido a una corriente
    un gusano cayó,
    y una trucha, saltando de repente,
    voraz se lo tragó.
    Un martín-pescador cogió a la trucha
    con carnívoro afán;
    y al pájaro después, tras fiera lucha,
    lo apresó un gavilán.
    Vengando esta cruel carnicería,
    un diestro cazador
    dio un tiro al gavilán que...

  • Tuvo un reino una vez tantos beodos,
    que se puede decir que lo eran todos,
    en el cual por ley justa se previno:
    -Ninguno cate el vino.-
    Con júbilo el más loco
    aplaudiose la ley, por costar poco:
    acatarla después, ya es otro paso;
    pero en fin, es el caso
    que la dieron un sesgo muy distinto,
    creyendo que...
  • CANTO PRIMERO
    La noche

    I
    Habiéndome robado el albedrío
    un amor tan infausto como mío,
    ya recobrada la quietud y el seso,
    volvía de París en tren expreso.
    Y cuando estaba ajeno de cuidado,
    como un pobre viajero fatigado,
    para pasar bien cómoda la noche,
    muellemente acostado,
    al arrancar el tren, subió...

  • A Hero Leandro adoraba,
    y, por verla, enamorado
    el Helesponto cruzaba
    todas las noches a nado.

    Y, según la fama cuenta,
    Hero una luz encendía
    que en las noches de tormenta
    de faro al joven servía.

    Una noche a Hero cansada
    de mirar hacia Bizancio,
    rendida, aunque enamorada,
    la hizo dormirse el...