De un junco desprendido a una corriente un gusano cayó, y una trucha, saltando de repente, voraz se lo tragó. Un martín-pescador cogió a la trucha con carnívoro afán; y al pájaro después, tras fiera lucha, lo apresó un gavilán. Vengando esta cruel carnicería, un diestro cazador dio un tiro al gavilán que se comía al martín-pescador. Pero,¡ay!, al cazador desventurado que al gavilán hirió, por cazar sin licencia y en vedado, un guarda le mató. A otros nuevos gusanos dará vida del muerto la hediondez, para volver, la rueda concluida, a empezar otra vez. ¿Y el amor? ¿Y la dicha? Los nacidos ¿no han de tener más fin que el de ser comedores y comidos del Universo en el atroz festín?...
El gran festín
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Son hija y madre, y las dos ¡ Hoy los ángeles querrán, Y al anuncio de tal fiesta, |
Murió por ti; su entierro al otro día pasar desde el balcón juntos miramos, y, espantados tal vez de tu falsía, en tu alcoba los dos nos refugiamos. Cerrabas con terror los ojos bellos; el requiescat se oía. Al verte triste, yo la trenza besé de tus cabellos, y--¡Traición! ¡Sacrilegio!—me... |