¡Oh de tanta maldad ejecutores!
Decid, ¿cómo pudisteis, con qué pecho,
exceder, los escándalos mayores
con la horrible perfidia de tal hecho?
Como a extranjeros no, más como a hermanos
os recibieron las orillas nuestras,
y a las aleves españolas manos
...

¿Y será acaso que la patria nuestra
se humille al ceño de la España altiva,
y amedrentada, sin rubor suscriba
su eterna infamia con su propia diestra?
¿Y que, cuando ella recibió el agravio
del universo atónito a los ojos,
ante España poniéndose de hinojos,...