• Palmera brasileña, que al caminante herido
    ofrendaras tus dátiles de pasión y de olvido,
    en el desierto único: tu eres la apoteosis
    que, nimbando de incendios sus fecundas neurosis,

    cruzas por los vaivenes de su hondos desvelos
    como si fueras luna de sus noches de duelos.
    Yo traigo a tu floresta la alondra moribunda
    que, en el violín del bosque,...