Vedla ya allí: cual punto diamantino
brilló en la enhiesta cumbre
del pardo monte, y su fulgor divino
esparce en torno soñolienta lumbre.
A su temblante rayo cristalino
estremecido el viento se dilata;
la húmeda sombra se recoge en pliegues
al hondo...
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Cuenta una vieja fábula que, cuando el Señor quiso Joya por los celestes artífices... |
Cuando la tierra toda |
Ríe, mi dulce bien: Dios en tu risa |