• La tarde todavía
    dará incienso de oro a tu plegaria,
    y quizás el cenit de un nuevo día
    amenguará tu sombra solitaria.
    Mas no es tu fiesta el Ultramar lejano,
    sino la ermita junto al manso río;
    no tu sandalia el soñoliento llano
    pisará, en la arena del hastío.
    Muy cerca está, romero,
    la tierra verde y santa y florecida
    de tus...

  • I
    Siendo mozo Alvargonzález,
    dueño de mediana hacienda,
    que en otras tierras se dice
    bienestar y aquí opulencia,
    en la feria de Berlanga
    prendóse de una doncella,
    y la tomó por mujer
    al año de conocerla.
    Muy ricas las bodas fueron,
    y quien las vio las recuerda:
    sonadas las tornabodas
    que hizo Alvar en su...

  • La vida hoy tiene ritmo
    de ondas que pasan,
    de olitas temblorosas
    que fluyen y se alcanzan.
    La vida hoy tiene el ritmo de los ríos,
    la risa de las aguas
    que entre los verdes junquerales corren,
    y entre las verdes cañas.
    Sueño florido lleva el manso viento;
    bulle la savia joven en las nuevas ramas;
    tiemblan alas y frondas,
    ...

  • Las ascuas de un crepúsculo morado
    detrás del negro cipresal humean...
    En la glorieta en sombra está la fuente...
    con su alado y desnudo Amor de piedra,
    que sueña mudo. En la marmórea taza
    reposa el agua muerta.

  • Las cañas de Sanlúcar
    me gustan a mí
    porque me quitan las penas.
    Échame un ferrocarril.

    Manzanilla en el barco
    jugo de la tierra,
    que van mareando.

    En Jerez de la Frontera,
    tormentas de vino blanco.

    Para Narcisos, tu calle,
    donde al que pasa le dicen:...

  • ¡Encinares castellanos
    en laderas y altozanos,
    serrijones y colinas
    llenos de oscura maleza,
    encinas, pardas encinas
    humildad y fortaleza!
    Mientras que llenándoos va
    el hacha de calvijares,
    ¿nadie cantaros sabrá,
    encinares?
    El roble es la guerra, el roble
    dice el valor y el coraje,
    rabia inmoble
    en su torcido...

  • Vosotras, las familiares,
    inevitables golosas;
    vosotras, moscas vulgares,
    me evocáis todas las cosas.
    ¡Oh viejas moscas voraces
    como abejas en abril,
    viejas moscas pertinaces
    sobre mi calva infantil!
    ¡Moscas del primer hastío
    en el salón familiar,
    las claras tardes de estío
    en que yo empecé a soñar!
    Y en la...

  • Al fin, una pulmonía
    mató a don Guido, y están
    las campanas todo el día
    doblando por él: ¡din-dan!
    Murió don Guido, un señor
    de mozo muy jaranero,
    muy galán y algo torero;
    de viejo, gran rezador.
    Dicen que tuvo un serrallo
    este señor de Sevilla;
    que era diestro
    en manejar el caballo,
    y un maestro
    en refrescar...

  • Recuerdos de sueño, fiebre y duermevela
    I
    Esta maldita fiebre
    que todo me lo enreda,
    siempre diciendo: ¡claro!
    Dormido estás: despierta.
    ¡Masón, masón!
    Las torres
    bailando están en rueda.
    Los gorriones pían
    bajo la lluvia fresca.
    ¡Oh, claro, claro, claro!
    Dormir es cosa vieja,
    ...

  • I
    ¡Viejos olivos sedientos
    bajo el claro sol del día,
    olivares polvorientos
    del campo de Andalucía!
    ¡El campo andaluz, peinado
    por el sol canicular,
    de loma en loma rayado
    de olivar y de olivar!
    ¡Son las tierras
    soleadas,
    anchas lomas, lueñes sierras
    de olivares recamadas!
    Mil senderos. Con sus machos,...