Meterías al universo entero en tu calleja,
¡Mujer impura! El hastío torna tu alma cruel.
Para ejercitar tus dientes en este juego singular,
Necesitas cada día un corazón en el pesebre.
Tus ojos, iluminados cual tiendas
Y tejos llameantes en los festejos públicos,...
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Es muy fea. ¡Y sin embargo, es deliciosa! El Tiempo y el Amor la han señalado con sus garras y la han enseñado cruelmente lo que cada minuto y cada beso se llevan de juventud y de frescura. Es verdaderamente fea; es hormiga, araña, si queréis hasta esqueleto: ¡pero también es... |
(1) En las cavernas de insondable tristeza Yo soy como un pintor que un Dios burlón |
Este espectro singular no tiene otro aderezo, |
Era la explosión del año nuevo: caos de barro y nieve, atravesado por mil carruajes, centelleante de juguetes y de bombones, hormigueante de codicia y desesperación; delirio oficial de una ciudad grande, hecho para perturbar el cerebro del solitario más fuerte. Entre todo aquel barullo y... |
Déjame respirar mucho tiempo, mucho tiempo, el olor de tus cabellos; sumergir en ellos el rostro, como hombre sediento en agua de manantial, y agitarlos con mi mano, como pañuelo odorífero, para sacudir recuerdos al aire. ¡Si pudieras saber todo lo que veo! ¡Todo lo que siento! ¡Todo lo... |
En medio de los frascos, de las telas recamadas En una alcoba tibia donde, como en un invernáculo, |
Mi corazón, como un pájaro, voltigeaba gozoso ¿Qué isla es ésta, triste y negra? —Es Citerea, |
Una noche que estaba junto a una horrible judía, Me representé su majestad nativa, |
Recuerdas el objeto que vimos, mi alma, Las piernas al aire, como una hembra lúbrica, |