No brillaba la luna; sacudidas
Por el viento las hojas se quejaban,
Chispas de luz vertian las estrellas
En las trémulas aguas.
A su inseguro resplandor veia
Rodar por sus mejillas una lágrima,
Y, temblorosa, entre sus manos yertas.
Mis manos estrechaba!
Mas de repente de sus negros ojos
El vivo rayo penetró en mi alma,
Y, soltando mi mano, de las mias
Separó sus miradas!
Su altiva frente levantó serena;
En sus labios vagó sonrisa amarga....
Y pálidos los dos y silenciosos
Cruzamos la enramada!
Angel Maria Dacarrete.