Nicolás Fernández de Moratín

  • Admiróse un portugués
    de ver que en su tierna infancia
    todos los niños en Francia
    supiesen hablar francés.

    «Arte diabólica es»
    dijo, torciendo el mostacho,
    «que para hablar en gabacho,
    un fidalgo en Portugal
    llega a viejo, y lo habla mal;
    y...

  • Ojos hermosos
    de mi Dorisa:
    yo os vi al reflejo
    de luces tibias...
    ¡Noche felice,
    no te me olvidas!
    Turbado y mudo
    quedé a su vista,
    susto de muerte
    me atemoriza,
    y sólo huyendo
    pude evadirla.

    Ojos hermosos:
    yo así...

  • Madrid, castillo famoso
    que al rey moro alivia el miedo,
    arde en fiestas en su coso,
    por ser el natal dichoso
    de Alimenón de Toledo.

    Su bravo alcaide Aliatar,
    de la hermosa Zaida amante,
    las ordena celebrar,
    por si la puede ablandar
    el...

  • Estaba un ratoncillo aprisionado
    en las garras de un león; el desdichado
    en la tal ratonera no fue preso
    por ladrón de tocino ni de queso,
    sino porque con otros molestaba
    al león, que en su retiro descansaba.

    Pide perdón, llorando su insolencia;
    al oír...