Oración

(En el día de mi natalicio)

En este día, como la aurora al mundo,
me mandaste, Señor;
yo te bendigo Espíritu fecundo,
Supremo Creador.

Dichoso o infeliz, Luz de la vida,
mi voz te cantará;
regocijada el alma o abatida
siempre te ensalzará.

En el dolor, que ilustra y santifica,
bendigo tu bondad;
en la fe, que enaltece y vivifica,
y en la augusta verdad.

Bendito Tú, que el llanto has bendecido
y la tribulación;
Tú, que muestras el cielo prometido
al pobre en su aflicción;

Tú, que inspiras al flaco fortaleza,
al soberbio humildad,
al avaro desprecio a la riqueza,
al impío piedad;

Tú, que hiciste atractiva la inocencia,
celestial el candor,
inflexible y severa la conciencia,
el deber bienhechor;

que enseñas a morir por la justicia
y la eterna verdad,
y al mundo dictas en tu ley propicia,
sublime caridad.

Bendito Tú, que impones la esperanza
y nos mandas amar;
Tú, que nos dices que la gloria alcanza
quien sabe perdonar;

bendito Tú, que has dado al sentimiento
inefable fruición,
al noble y elevado pensamiento
fuego e inspiración;

a los puros y ardientes corazones,
alteza y beatitud;
al alma, de tu ser revelaciones,
y gloria a la virtud.

Collection: 
1854

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  • Dedica esta composición al cantor del Pico de Teide, Fernando Velarde, su admirador y amigo Vicente Piedrahíta


    Nor second He, that rode sublime
    upon the seraph wings to Ecstasy...

  • ¡Amar sin esperanza y con delirio,
    comprimir en silencio una pasión...!
    No puede el mismo Dios otro martirio
    más terrible imponer a un corazón.

    ¿Por qué te vi, para tormento mío,
    por qué un instante nos juntó la suerte,
    ¡ay!, si es verdad que mi destino impío...