Ruiseñor te considero
Por músico, y por veloz,
Como Anfión emplumado,
Como Orfeo volador.
Requiebras siempre al Aurora,
Que también en su pasión
El ave sabe un requiebro,
Corteja al ave un amor.
Si no es, que como el Sol nace,
Que es Príncipe brillador,
Canoramente festejas
El nacimiento del Sol.
Cuando vuelas, cuando cantas,
No distingue mi atención
Si eres ave en leve vuelo,
Si eres Musa en dulce voz.
Como Abeja entre las flores
Me pareces (Ruiseñor)
Que haciendo miel del concento,
La melodía formó.
Esa armonía que formas
En fiera transformación,
¿Cómo es suave, si es queja?
¿Cómo es blanda, si es rigor?
Con ese jardín compites:
Tú, plumas; él hojas dio.
Tú, matices; flores, él.
Tú, suavidad; él, olor.
En la dulce intercadencia
De tus quiebros pienso yo
Que te acuerdas del agravio,
Que te suspende el dolor.
Cuando el viento no respira
A tu canto superior,
No es serenidad del día,
Es de tu canto prisión.