I Desplómase la rauda catarata envuelta en luz y plata, rompiendo en mil pedazos su diadema; al abismo se lanza y precipita, y ruge, canta, grita, formando con sus ritmos un poema. Al ver sus vestiduras y cendales cubiertos de cristales y de resplandeciente pedrería, un ruiseñor contémplala extasiado, y canta entusiasmado sublime y amorosa melodía. Y en torno del torrente que flamea el pájaro aletea; moja en el agua límpida su pluma, y por la catarata arrebatado el pájaro, asfixiado, en el abismo rueda entre la espuma. II El vicio es una hirviente catarata que rauda se desata y en el oscuro abismo se despeña; y al mirar su diadema de brillantes, su luz y sus cambiantes, el alma, alguna vez, suspira y sueña.
La catarata y el ruiseñor
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