Dime vencedor rapaz

Dime vencedor Rapaz,
vencido de mi constancia,
¿Qué ha sacado tu arrogancia
de alterar mi firme paz?
Que aunque de vencer capaz
es la punta de tu arpón
el más duro corazón
¿qué importa el tiro violento,
si a pesar del vencimiento
queda viva la razón?

Tienes grande señorío;
pero tu jurisdicción
domina la inclinación,
mas no pasa el albedrío.
Y así librarme confío
de tu loco atrevimiento,
pues aunque rendida siento
y presa la libertad,
se rinde la voluntad
pero no el consentimiento.

En dos partes dividida
tengo el alma en confusión:
una, esclava a la pasión,
y otra, a la razón medida.
Guerra civil, encendida,
aflige el pecho importuna:
quiere vencer cada una,
y entre fortunas tan varias,
morirán ambas contrarias
pero vencerá ninguna.

Cuando fuera, Amor, te vía,
no merecí de ti palma;
y hoy, que estás dentro del alma,
es resistir valentía.
Córrase, pues, tu porfía,
de los triunfos que te gano:
pues cuando ocupas, tirano,
el alma, sin resistillo,
tienes vencido el Castillo
e invencible el Castellano.

Invicta razón alienta
armas contra tu vil saña,
y el pecho es corta campaña
a batalla tan sangrienta.
Y así, Amor, en vano intenta
tu esfuerzo loco ofenderme:
pues podré decir, al verme
expirar sin entregarme,
que conseguiste matarme
mas no pudiste vencerme.

Collection: 
1671

More from Poet

  • Ya que para despedirme,
    dulce idolatrado dueño,
    ni me da licencia el llanto
    ni me da lugar el tiempo,

    háblente los tristes rasgos,
    entre lastimosos ecos,
    de mi triste pluma, nunca
    con más justa causa negros.

    Y aun ésta te hablará torpe
    con...

  • Verde embeleso de la vida humana,
    loca esperanza, frenesí dorado,
    sueño de los despiertos intrincado,
    como de sueños, de tesoros vana;

    alma del mundo, senectud lozana,
    decrépito verdor imaginado;
    el hoy de los dichosos esperado,
    y de los desdichados el...

  • Teme que su afecto parezca
    Gratitud y no fuerza

    Señora, si la belleza
    Que en vos llego a contemplar
    Es bastante a conquistar
    La más inculta dureza,

    ¿Por qué hacéis que el sacrificio
    Que debo a vuestra luz pura
    Debiéndose a la hermosura
    Se...

  • Amado dueño mío,
    Escucha un rato mis cansadas quejas,
    Pues del viento las fío,
    Que breve las conduzca a tus orejas,
    Si no se desvanece el triste acento
    Como mis esperanzas en el viento.

    Óyeme con los ojos,
    Ya que están tan distantes los oídos,
    Y...

  • Hombres necios que acusáis
    a la mujer, sin razón,
    sin ver que sois la ocasión
    de lo mismo que culpáis;

    si con ansia sin igual
    solicitáis su desdén,
    por qué queréis que obren bien
    si las incitáis al mal?

    Combatís su resistencia
    y luego, con...