Compadre: Si no le he escrito, perdone... ¡Estoy reventao! Ando con un entripao que, de continuar, palpito que he de seguir derechito camino de Triunvirato; pues ya tengo para rato con esta suerte cochina: Hoy se me espiantó la mina, ¡y si viera con qué gato! Sí, hermano, como le digo: ¡Viese qué gato ranero! mishio, roñoso, fulero, mal lancero y peor amigo. ¡Si se me encoge el ombligo de pensar el trinquetazo, que me han dao! El bacanazo no vale ni una escupida, y lo que es ella, ¡en la vida me soñé este chivatazo! Mas, no hay como vivir mucho para conocerlas bien: no piense que de recién se le pegan al más ducho. Aunque uno lo crea un pucho, al contrario, el buen gavión no debe dar ocasión al adorno carneril... ¡Nunca lo crea tan gil al que le arruina el buyón! Yo los tengo junaos. ¡Viera lo que uno sabe de viejo! No hay como correr parejo para estar bien en carrera. Lo engrupen con la manquera, con que tal vez ni serán del pelotón, y se van en fija, de cualquier modo... ya no hay caso: ¡se la dan! ¡Pero tan luego a mi edá que me suceda esta cosa! Si es p'abrirse la piojosa de la bronca que me da. Porque es triste, a la verdá -el decirlo es necesario- que con el lindo prontuario que con tanto sacrificio he lograo en el servicio ¡me hayan agarrao de otario! Y lo peor es que la cama la supieron preparar. ¡De llegarlo a sospechar cómo les dejo el programa! Créame: pese a mi fama de vivo entré por el cuento... Cuando mangié el argumento no sé lo que me pasó: ¡de la bronca que me dio, compadre, casi reviento! Sí, me la dieron con queso... pero no importa, a la larga me han de pagar esta amarga situación por que atravieso. ¡Ni qué hablar! lo que es para eso -se lo digo sin empacho- siempre me tuve por macho y ni una duda permito... ¡Ya verá qué dibujito les vi'hacer en el escracho! Bueno: ¿que ésta es quejumbrona y escrita como sin gana? Échele la culpa al rana que me espiantó la cartona. ¡Tigrero de la madona, veremos cómo se hamaca, si es que el cuerpo no me saca cuando me toque la mía! ¡Hasta luego! -¡Todavía tengo que afilar la faca!
Día de bronca
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Como las extraordinarias
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Ya la tarde libra el combate postrero,
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en el rojo corcel del Ocaso. —Se ahonda el misterio de las lejanías,
misterio sombreado de tinte mortuorio,
y el barrio se puebla de las...