¡La música frecuentemente me coge como un mar!
Hacia mi pálida estrella,
Bajo un techado de brumas o en la vastedad etérea,
Yo me hago a la vela;
El pecho saliente y los pulmones hinchados
Como velamen,
Yo trepo al lomo de las olas amontonadas
Que la noche me vela;
Siento vibrar en mí todas las pasiones
De un navío que sufre;
El buen viento, la tempestad y sus convulsiones
Sobre el inmenso abismo
Me mecen. ¡Otras veces, calma chicha, gran espejo
De mi desesperación!