La luna

No me interrumpas, que contemplo ansioso el astro bello que en el cielo brilla, no cual le he visto, triste y nebuloso, del Támesi a la orilla. Hoy hace un año el astro así vagaba, y sobre el césped húmedo sentado, cual hoy le contemplaba, el rostro mío en lágrimas bañado. Envuelto estaba en mi pesado manto, y mi vista a lo lejos descubría, para placer y encanto, nieve más bella que la luz del día. No así la luna, con su faz hermosa, Las canas plateaba del anciano, ni del rostro lozano yo distinguía la color de rosa. La luna de Albión, entre vapores, no alumbra, cual alumbra la de Iberia, que la nuestra es de amores, la suya de miseria. Hoy mismo hace dos años que en los mares guiaba mi bajel el astro mismo; al verlo yo olvidaba mis pesares, al verlo no temblaba ante el abismo. Hoy, astro de inocencia y de consuelo, te miro de mi patria y sin anhelo, suspirando tal vez... ¡Si soy poeta! Pero tal vez dichoso si recuerdo aquel tiempo tenebroso en que cantara a Pirra la coqueta. Allá arriba otros ojos en la luna se encontrarán acaso con los míos... -«Su luz te es importuna.»- -«Los años son tardíos.»- No, déjame mirar, ya que no pueda ver lo que quiero si la vista inclino; ¡Qué consuelo me queda si no sueño más próspero destino! Mira, ¿no puedes descubrir conmigo sus ojos retratados en el astro testigo de sus amores lánguidos pasados? Bajo la vista, que me brota el llanto, y harto lloré en mi vida; cúbrete, oh luna, con tu triste manto, que tu belleza al lloro me convida.

Collection: 
1833

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