Una flor se divisa en el oscuro campo de batalla, y sus hojas, movidas por el viento, de humo y sangre se esmaltan. Un corcel galopando se aproxima, y pronto va a pisarla; mas una mano fuerte y vigorosa lo detiene, y ¡la flor está salvada! Hoy así se divisa en el oscuro campo de mi alma, una flor blanca y pura: la flor de mi esperanza. El corcel volador de las pasiones se acerca a destrozarla. ¡Ay de ella si tu mano bendecida no detiene su marcha!
La flor de mi esperanza
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