La costurerita que dio aquel mal paso...
— y lo peor de todo, sin necesidad —
con el sinvergüenza que no la hizo caso
después... — según dicen en la vecindad —
se fué hace dos días. Ya no era posible
fingir por más tiempo. Daba compasión
verla aguantar esa maldad insufrible
de las compañeras, ¡tan sin corazón!
Aunque a nada llevan las conversaciones,
en el barrio corren mil suposiciones
y hasta en algo grave se llega a creer.
¡Qué cara tenía la costurerita,
qué ojos más extraños, esa tardecita
que dejó la casa para no volver!...