I Mimí Pinsón, la griseta seductora, arrulla, dulce y coqueta, con su risa trinadora, la juventud del poeta. Junto a su amada, el cantor da al olvido toda amargura y dolor, al pie de rosal florido donde mora un ruiseñor. Y ella, con vivos fulgores en los ojos, al vate de sus amores ofrece sus labios rojos y una corona de flores. Y a la luz de astros radiantes y entre notas argentinas del ave, estallan triunfantes las rotas frases divinas y el beso de los amantes. II En tarde resplandeciente y aromada, reclina el genio la frente sobre el cabello esplendente de su gentil adorada; cuando, envuelto en áurea bruma, cruza el cielo cisne blanco, cual la espuma, que, herido, pierde en su vuelo, una ensangrentada pluma. Con rápida sacudida se alza el vate, y ase, el alma conmovida, la pluma, en sangre teñida cual lanza tras del combate. Y arranca de ella el tesoro de sus más tristes canciones, bajo cuyas alas de oro se anegan en dulce lloro los dolientes corazones.
Juventud de Musset
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Es Elisa una hermosa cortesana de formas seductoras, de mejillas de grana y de ardientes pupilas brilladoras. Su rubia y luminosa cabellera, cual cascada de oro, cae por su espalda blanca y hechicera; y es su cuerpo de gracias un tesoro. Príncipes y señores le entregan sus riquezas. Por sus... |
BARBIERI Ruiseñor cuyo canto es nuestra patria; sus obras son el español poema; el madrigal dulcísimo que cruzan los amantes nocturnos en la reja; el árabe cantar; el poderoso grito de libertad e independencia; el ritmo cadencioso y elocuente que forman con sus pasos nuestras bellas; la hermosa... |
Cuando me encuentro solo, y los aromas del oriental dorado pebetero con sus olas azules me rodean, jinete en el bridón del pensamiento vuelo al mundo divino y misterioso de las hadas, los gnomos y los genios, a ese gigante mundo del poeta de fantásticos seres gran imperio. ¡Oh! Cómo me deleitan... |
¡Miradlo, es él! En su pupila ardiente del genio el gran relámpago serpea; el noble patriotismo centellea en su pecho valiente, en su severa frente con intenso fulgor brilla la idea. ¡Miradlo, es él! Nuestro inmortal Quintana, el poeta coloso cuyo canto soberbio y generoso es el orgullo de la... |
Hermosa, ya tus pupilas que soles radiantes fueron, perdiendo van sus fulgores, su viveza van perdiendo; tu provocativa boca, trono del amor y el beso, palidece, y huyen de ella la gracia, el clavel y el fuego; ya en la cascada de oro de tus brillantes cabellos, algunos rayos de luna aparecen... |