¡Amad la muerte, amadla!... ella procura
el supremo descanso, ella nos guía
en el camino del silencio, es fría
pero buena… ella mata l‘amargura!
Ella es la maga de la sombra… es pura
y eterna… y todos la llamáis impía!
Por qué? ¿Porque nos besa en l‘agonía
y un tálamo nos da en la sepultura?
La Muerte es la ceniza de la llama;
es el «no ser» de lo que vibra, muda
ante el placer o el infortunio, ama:
El sueño, matador de los dolores;
la calma, que del daño nos escuda,
y la tierra… q‘es madre de las flores.