Estando triste, seguro, mi voluntad reposaba, cuando escalaron el muro do mi libertad estaba. A escala vista subieron vuestra beldad y mesura, y tan de recio hirieron, que vencieron mi cordura. Luego, todos mis sentidos huyeron a lo más fuerte, mas iban ya mal heridos con sendas llagas de muerte; y mi libertad quedó en vuestro poder cautiva; mas gran placer hube yo desque supe que era viva. Mis ojos fueron traidores, ellos fueron consintientes, ellos fueron causadores que entrasen aquestas gentes; que el atalaya tenían, y nunca dijeron nada de la batalla que vían, ni hicieron ahumada. Después que hubieron entrado, aquestos escaladores abrieron el mi costado y entraron vuestros amores; y mi firmeza tomaron, y mi corazón prendieron, y mis sentidos robaron, y a mí sólo no quisieron. FIN ¡Qué gran aleve hicieron mis ojos y qué traición: por una vista que os vieron, venderos mi corazón! Pues traición tan conocida ya les placía hacer, vendieron mi triste vida y hubiera de ello placer; mas al mal que cometieron no tienen excusación: ¡Por una vista que os vieron, venderos mi corazón!
Escala de amor
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I Ved qué congoja la mía, ved qué queja desigual que me aqueja, que me crece cada día un mal teniendo otro mal que no me deja; no me deja ni me mata, ni me libra ni me suelta, ni me olvida; mas de tal guisa me trata, que la muerte anda revuelta con mi vida. II Con mi vida no me hallo, porque...
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I Señora muy acabada: tened vuestra gente presta, que la triste hora es llegada de la muy solemne fiesta. Cuando yo un cuerno tocare, moveréis todas al trote, y a la que primer llegare, (sic) de aquí le suelto el escote. II Entrará vuestra merced, porque es más honesto entrar, por cima de una...
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Mi saber no es para solo, dadme plazo hasta el martes, pues imos donde hay las artes que hablan, señor, del Polo. Mas de tal saber ayuno digo, sin acuerdo alguno, que debemos todos ir a vuestro mando cumplir señor, que no quede uno.
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Los males que son menores de amor, es mi opinión que más y mayores son de los que de él son mayores; y el Dios de los amadores no da favor ni destierra cuando son merecedores; mas do la virtud se encierra, la gracia cobra más tierra.
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Entre dos fuegos lanzado, donde amor es repartido, del uno soy encendido, del otro cerca quemado; y no sé yo bien pensar cuál será mejor hacer; dejarme más encender o acabarme de quemar: decid qué debo tomar.