LIGERA entre la nube de gasa transparente
Que en torno de sus formas se mira derramar,
Cual silfide voluble sus giros muellemente
A sujetar acierta el rígido compás.
Flexible el talle erguido, rosada la mejilla,
Turgente el blanco pecho, los labios de rubí,
De sus divinos ojos en la pupila brilla
Eléctrico un destello de nuestro amor felíz.
Su seno vírgen, puro, contemplo que se agita
Como del lago manso la superficie azul.
El corazón inquieto de súbito palpita,
De la esperanza loca á la radiante luz.
Resbala entonces leve dulcísima sonrisa
Por sus abiertos labios.... sonrisa angelical!
Cual purpurina rosa que al beso de la brisa,
Sus pétalos despliega con tenue suavidad.
¡Ah! ¡cómo me enagena la mágica hermosura!
¡Cuál realza sus encantos su ténue palidez!
Pues que la grana solo de púdica ternura
La prestará sus tintas cuando en mi seno esté.
Entonces cuando el beso de su adorado amante
Reciba con deleite sobre su casta sién,
Cuando articule apenas mi nombre vacilante,
Se encenderá su rostro con vivo rosicler;
¡Feliz, si tal momento llegara al desgraciado
Que canta sus amores con lúgubre compás!
¡Feliz si contra el pecho el suyo enamorado,
Sintiera en un deliquio de gozo palpitar!
También entre mis manos su mano temblaría
Y en éxtasis divino, de su argentina voz
El timbre cual de gusli la grata melodía,
Llegara á mis oídos turbando mi razón.
Felice, muy felice mis trovas con ternura,
Tañendo lira de oro de dulce vibración,
Entonaré, apurando la copa de ventura,
Me anegaré en deleites de celestial amor.
Poblado un horizonte de mágicos colores
Delante de mis días constante miraré:
En el ayer perdido mis bárbaros dolores;
Para mañana siempre las risas, el placer.
Me brindarán los goces con néctar regalado
Que embriague con su esencia mi fatigado sér,
Sobre el turgente pecho de Lesbia reclinado
Yo miraré las penas del mundo con desdén.