(ORIENTAL) La sultana Amina llora, llena de horror y tristeza, porque en una pica mora ve clavada la cabeza del hombre a quien ella adora. Sus sedas, gasas y tul, rasga, iracunda y furiosa; tira su turbante azul y su diadema preciosa que vale más que Stambul. Pisa joyas y diamantes, destroza su rico velo, y las de color de cielo telas, que adornan brillantes, su lecho de terciopelo. Llega Mahomet ultrajado; a la llorosa sultana mira con rostro irritado, y echa en su falda de grana un pañuelo ensangrentado. «¡Es su sangre!», dice Amina; y con una damasquina daga, su garganta hiere; la hermosa cabeza inclina, nombra a su amador... y muere.
El pañuelo
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BARBIERI Ruiseñor cuyo canto es nuestra patria; sus obras son el español poema; el madrigal dulcísimo que cruzan los amantes nocturnos en la reja; el árabe cantar; el poderoso grito de libertad e independencia; el ritmo cadencioso y elocuente que forman con sus pasos nuestras bellas; la hermosa...
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Hermosa, ya tus pupilas que soles radiantes fueron, perdiendo van sus fulgores, su viveza van perdiendo; tu provocativa boca, trono del amor y el beso, palidece, y huyen de ella la gracia, el clavel y el fuego; ya en la cascada de oro de tus brillantes cabellos, algunos rayos de luna aparecen...