Los sanos optimismos de mis mejores días,
aquellas soñaciones, perfume de mis años,
se van desvaneciendo con las melancolías
de las desilusiones y de los desengaños.
Jardines florecientes... aromas... luz de luna...
el parque rumoroso teñíase de plata;
los tibios besos de Ella y la tierna risa de una
fontana, desgranaban divina serenata,
Florecen los rosales... la fuente siempre ríe...
y el beso de la amada mi boca no deslíe!
Mis ansías infinitas de ritmos y armonías,
anhelos imposibles de estrellas y de auroras,
rumores, aves, trinos y vagas melodías
me curan de la vida qué sangra a todas horas.