Un souvenir est encore un rival
Millevoye.
Grande injusticia demuestras
con tus quejas y tus celos,
pues estimas por rivales
las sombras de mis recuerdos.
El nombre de otra hermosura
envidias sin fundamento,
porque obtuvo los suspiros
de mis amores primeros.
¡Y no basta que te diga
que en el polvo confundieron
su imagen y sus memorias
las rudas ruedas del tiempo!
Es verdad que he sido amado,
yo he amado también, es cierto,
pero aún quedan en mi alma
chispas del sagrado fuego.
Mueren las hoias y el árbol
promete retoños nuevos,
así parte y así vuelve
detrás de un sueño, otro sueño.
¿Por qué te ofenden, hermosa,
los misteriosos lamentos
que en la alta noche me envía
el sauce de un cementerio!
Habitando en una adelfa
yace el espíritu tierno
de un ser que adoré, y a veces
me manda un adiós y un beso.
Ensordecer anhelara
para no escuchar su acento,
pero el corazón lo acoge
por más que esquivarlo quiero.
Con tus celos, pues, no turbes
el alcázar del silencio;
olvida el dolor pasado
por el placer venidero;
Que si tú fueras el ángel
que está en la tumba durmiendo,
en lugar de amargas quejas
pidieras algún recuerdo!
La Habana, 1856.