5/5/1950
Para S.M. Yolanda I
Señora, los vasallos de vuestra realeza
entregaronme un día argentada trompeta,
con la consigna alegre de que fuera un poeta
quien anunciara al mundo vuestra gentil belleza.
Poeta peregrino, que desdeñé el aviso,
y armado caballero, en alado corcel,
he acudido presto, rendido a vuestro hechizo...
a cruzar mi tizona con quien dudara dé él.
Soberana os clama, señora, un pueblo entero,
que cae a vuestras plantas en señal de homenaje.
Y el corazón me dice: ¡Albricias mensajero!
que llegaste hacia ella con el azul mensaje.
Alba, rosa, marfil; las damas elegantes.
Tenue rumor de seda. Rumor sutil de orquesta.
apuestos caballeros de trajes fulgurantes.
Algazara infinita; La corte está de fiesta.
De vuestra fama, heraldo, prestóme madrigales
la fuente cantarina, el ruiseñor arpegios,
para tejer con ellas estrofas musicales
que dicen del prestigio de vuestros encantos regios.
Cantad, ligeras brisas, a vuestra canción sedeña;
alegres surtidoras, de notas argentinas,
y frondas rimadoras, entonad las divinas
melopeyas, en nombre de nuestra augusta dueña.
Soberana os clama, señora, pueblo entero,
que cae a vuestras plantas rindiendo os homenaje.
Y el corazón me dice: ¡Albricias, mensajero!
que llegaste hacia ella con el azul mensaje.