Lejos está la hermosa de la gentil garganta y de ojos centelleantes. Corcel, vuela conmigo; condúceme a su planta; por ella te he comprado la peregrina manta de raso y de brillantes. Por ella de preciosos regalos te he colmado que valen un tesoro; tus bridas son de plata; tu silla, de brocado, y en tus ijares nunca tu dueño te ha clavado el espolín de oro. Por ella están tus crines rizadas y sedosas, y brilla tu herradura, y está por manos hábiles, en sedas muy lujosas, bordada de guirnaldas, de pájaros y rosas, tu espléndida montura. Por ella todo el mundo te admira y te decanta; por ella soy tu amigo; corcel, corcel ligero, condúceme a su planta; por ella te he comprado tu peregrina manta. ¡Corcel, vuela conmigo!
Canción árabe
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Es Elisa una hermosa cortesana de formas seductoras, de mejillas de grana y de ardientes pupilas brilladoras. Su rubia y luminosa cabellera, cual cascada de oro, cae por su espalda blanca y hechicera; y es su cuerpo de gracias un tesoro. Príncipes y señores le entregan sus riquezas. Por sus...
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BARBIERI Ruiseñor cuyo canto es nuestra patria; sus obras son el español poema; el madrigal dulcísimo que cruzan los amantes nocturnos en la reja; el árabe cantar; el poderoso grito de libertad e independencia; el ritmo cadencioso y elocuente que forman con sus pasos nuestras bellas; la hermosa...
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Cuando me encuentro solo, y los aromas del oriental dorado pebetero con sus olas azules me rodean, jinete en el bridón del pensamiento vuelo al mundo divino y misterioso de las hadas, los gnomos y los genios, a ese gigante mundo del poeta de fantásticos seres gran imperio. ¡Oh! Cómo me deleitan...
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¡Miradlo, es él! En su pupila ardiente del genio el gran relámpago serpea; el noble patriotismo centellea en su pecho valiente, en su severa frente con intenso fulgor brilla la idea. ¡Miradlo, es él! Nuestro inmortal Quintana, el poeta coloso cuyo canto soberbio y generoso es el orgullo de la...
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Hermosa, ya tus pupilas que soles radiantes fueron, perdiendo van sus fulgores, su viveza van perdiendo; tu provocativa boca, trono del amor y el beso, palidece, y huyen de ella la gracia, el clavel y el fuego; ya en la cascada de oro de tus brillantes cabellos, algunos rayos de luna aparecen...