Llega a mis sienes, tímida, temblando,
tan perfumada como un rosal
la tibia brisa, su andar es blando.
¡Primer suspiro primaveral!
Llega tan suave, tan dilatada
cual de la linfa el correr fugaz,
o de la amante ruborizada
púdica y suave pasión veraz.
Cuando en mi pecho, tierna se posa,
bebo su tierna tribulación,
entonces, dicha un instante goza,
pobre, dolido, mi corazón.