Al sueño

En otro tiempo huías
de mis llorosos ojos, sueño blando,
y tus alas sombrías
lejos de mí batías,
el vuelo en otros lechos reposando.

A aquel lecho volabas
en que guardan la paz las mudas horas,
y el mío abandonabas,
porque en él encontrabas
en vigilia a las penas veladoras.

Donde quiera que miras
lecho revuelto en ansias de beleño,
en torno dél no giras;
antes bien te retiras,
pues de las penas te amedrenta el ceño.

Y así huyes la morada
soberbia de los reyes opresores,
y envuelto en la callada
sombra, con planta alada
a la chozuela vas de los pastores.

Del infeliz te alejas;
con su dolor en lucha tormentosa
solitario le dejas;
no atiendes a las quejas,
y sólo atiendes a la voz dichosa.

Enemigo implacable,
de cruel dolor y criminal conciencia,
de voz inexorable,
y compañero amable,
y amigo de la paz y la inocencia...

Si en otro tiempo huías
de mis cansados ojos, sueño blando,
y las alas sombrías
lejos de mí batías,
el vuelo en otros lechos reposando.

Hora al mío te llegas
solícito, sin fuerza y sin ruïdo;
ya a mis ojos no niegas
tu beleño, y entregas
mis sentidos a un breve y dulce olvido.

Las que no se apartaban
penas insomnes de mi lado, oh sueño;
las que siempre velaban,
esas que te ahuyentaban
con su torvo, severo y triste ceño,

volaron ya; despierta
miras en su lugar la paz ansiada;
libre quedó mi puerta,
y ya no ves cubierta
de espinas dolorosas mi almohada.

Mi conciencia no grita
para asustar tu asustadizo vuelo,
ni la ambición me irrita,
ni mi pecho palpita
en pos de alguna vanidad del suelo.

Desde este mi sereno
retiro escucho el rebullir del mundo
a su tumulto ajeno,
como si oyese el trueno
que retumba en remoto mar profundo.

Y digo: ya agitaron
las ondas de esa mar mi barco incierto;
los vientos le asaltaron,
sus velas se rasgaron;
mas, llegó salvó a este abrigado puerto.

Collection: 
1853

More from Poet

Son tus ojos dos estrellas
que derraman luz y amores
celestial;
y luces entre las bellas,
como el lirio entre las flores
virginal.

Tú, la más linda en la danza,
tú, la de más gentileza,
más primor;
y puestas en la balanza
mil bellezas...

Flota en los aires, de la tarde el velo;
y al mismo paso que las sombras cunden
de la atezada noche en el espacio,
dolorosos y oscuros pensamientos
nacen dentro del alma y se difunden.

Contempla, Laura, en el tendido cielo
esas nubes que vuelan
...

¿Qué dices, Laura, de esta flor? ¡Qué hermosos
sus pétalos en lustre y en color!
Mira con qué arte agrúpanse graciosos
del frágil tallo asidos al redor.

Empero, ve de un soplo disipada
tanta hermosura... ¡Efímero primor!
¿Qué ves ya de la flor? El tallo......

Del África abrasada en las arenas,
de la Siberia en el perenne hielo,
en la sierra, en el llano,
del polo al ecuador; con larga mano,
cual las estrellas pobló su vasto cielo,
así los espació Dios Soberano
por toda la ancha faz del grande suelo.

Nacen...

Cuatro estaciones hay en nuestra vida
como en el año, Laura:
Una en que el cielo es puro, mansa el aura,
que corre entre las flores adormida:
ésta es aquella dulce edad primera,
de nuestra vida alegre primavera.

Tras ésta viene aquella que aquilones
tan...