Deslumbrando nuestra vista,
compiten, finos, en ti,
zafir, topacio, rubí,
esmeralda y amatista.
Y eres cuando al sol tus galas
vas ostentando a porfía,
pájaro de pedrería
o viva joya con alas:
Joya que, ricos cambiantes
luciendo tornasolada,
siempre es distinta, y en cada
mudanza más bella que antes.
De flor en flor siempre vas
en tu ligereza suma,
voladora flor de pluma
que eclipsas a las demás.
En su triste cautiverio,
¡cuánto envidia el alma mía
la libertad y alegría
de ese tu vivir aerio!
¡Quién, sólo al capricho fiel,
llevando el vuelo, do quiera,
de amor, como tú, viviera,
de aire, de luz y de miel!
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I
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